dissabte, 14 d’abril del 2007

I SI...?

"¿DERECHOS ADQUIRIDOS ILEGÍTIMAMENTE?
Contaré una historia de política ficción. Que cada lector establezca las analogías que considere adecuadas.
Año indeterminado del segundo milenio. Marruecos, con el apoyo de otros países africanos que quieren tener fácil acceso a los mercados europeos, invade España e instaura en ella una dictadura militar. Como contrapartida a un pacto previo de cooperación, Marruecos cede Cataluña y Baleares a Francia. Las instituciones y las leyes españolas son abolidas, y la nueva administración impone un férreo centralismo con alcaldes-marioneta controlados desde Rabat.
La disidencia política será considerada una grave insumisión y un atentado a la unidad del Imperio marroquí, y en última instancia podrá suponer la pena de muerte.
Una de las primeras medidas del nuevo poder establecido es imponer el árabe como única lengua oficial y prohibir el castellano. El nuevo poder establecido ridiculiza la lengua castellana y enseña en las escuelas que se trata de un habla folclórica no apta para usos científicos ni para la alta literatura; de hecho, desde las universidades se llega a teorizar que el castellano es un derivado bastardo del italiano. Parte de la población castellanohablante, hastiada por los continuos inconvenientes que encuentra al usar su lengua, va abandonando el castellano e incluso decide no hablarlo con sus hijos para evitarles el sufrimiento y la infelicidad de hablar una lengua proscrita que sólo les puede traer problemas. Otros resisten. Sea como fuere, nadie se atreve a usar el castellano con desconocidos por miedo a ser delatado por los vecinos —nunca se sabe dónde pueden estar los agentes de los servicios de información marroquíes.
Varios escritores de habla castellana, ante la perspectiva de publicar en árabe o simplemente no poder publicar nunca, se pasan al árabe. Otros prefieren publicar clandestinamente en castellano, con el riesgo de ser torturados y encarcelados.
Mientras, millones de marroquíes emigran a España, que, a pesar de la altísima presión fiscal impuesta desde Rabat, es una de las regiones más prósperas del Imperio marroquí. Alrededor de un 10% del PIB español vuela cada año hacia el resto de Marruecos para financiar las atrasadas infraestructuras africanas y los palacios de las autoridades locales afectas al Régimen. Las consignas del poder marroquí van haciendo mella entre los españoles: "Castellanohablantes, no seáis aldeanos y olvidad una lengua que sólo os perjudica. El árabe os dará acceso a una comunidad lingüística de más de doscientos millones de personas, que os interesa porque os abre la puerta a las muy provechosas relaciones comerciales con todo el mundo árabe. Los esencialistas defensores del castellano no responden más que a peligrosas consignas etnicistas que quieren tratar a los españoles de cultura árabe como extranjeros en su propio país. El mundo árabe está por la unión de todos sus pueblos, y querer levantar banderas particularistas no hace más que exacerbar artificialmente las diferencias y poner en peligro la convivencia. ¡No levantemos fronteras innecesarias! ¡Seamos universalistas!" Los empresarios españoles intentan aprovechar la situación en la medida de lo posible y venden productos varios al mercado africano. Así va pasando el tiempo, y los españoles, aunque luchan en la clandestinidad contra el régimen militar marroquí, no consiguen recuperar las libertades que les fueron arrebatadas.
Al cabo de un siglo, a partir de una serie de carambolas políticas, el poder marroquí se muestra decidido a avanzar hacia la instauración de la democracia en todo el Imperio. España gozará a partir de ahora de cierta autonomía como región marroquí descentralizada y el castellano recuperará la oficialidad. La soberanía recaerá sobre todo el pueblo marroquí, cuya unidad será indisoluble, a pesar de que desde la oposición española al régimen de Rabat se defiende que los españoles deberían poder decidir su futuro sin condicionantes.
Desde Rabat los herederos políticos del régimen anterior sostienen que el único pueblo con entidad política reconocida será el pueblo marroquí, del cual los españoles forman parte. Además, el árabe predominará como lengua común de todos los marroquíes, siendo obligatorio su conocimiento en todas las provincias del Imperio, incluidas las españolas.
En el momento de acceder a la democracia, varias generaciones se han escolarizado exclusivamente en árabe y el castellano hablado ha sufrido una gran arabización. Reconocidas figuras del mundo de la cultura española declaran que sería de justicia recuperar la situación lingüística previa a la invasión, ya que de no haber sido por ésta, España habría contado con los instrumentos políticos necesarios para integrar a la inmigración en su propia lengua; la clase política marroquí los descalifica y los tilda de imperialistas por querer imponer el castellano a todos los árabes que viven en la región española, que «son tan españoles como las familias que han vivido en España durante muchas generaciones».
El mantenimiento de la oficialidad del árabe no está en cuestión, ya que los muchos árabes que viven en las provincias castellanohablantes «tienen unos derechos lingüísticos que no pueden ignorarse». Algunos historiadores y sociolingüistas marroquíes dicen que, además, el factor decisivo para la arabización de España fue que a los españoles les convenía el árabe para poder comerciar con los países árabes y que los españoles adaptaron el árabe por conveniencia, que la prohibición del castellano durante un siglo no tuvo nada que ver con el hecho de que el árabe se convirtiera en la lengua predominante en la calle y la percibida como vehículo más útil de comunicación por la gran mayoría de la nueva inmigración"
És d'un llibre "500 preguntas al nacionalismo español" d'Oriol Vidal.
I Al-jazzira farà un reportatge sobre els drets lingüístics dels àrabs, o es prohibirà TVE a Ceuta, Melilla i Les Canàries.
Amb tot això de Casablanca, ves a saber...